En esta entrevista exclusiva, la reconocida tarotista Bárbara Andrea Salgado comparte su visión sobre el tarot y nos habla de la energía que rodea a las cartas, los orígenes de las mancias y la importancia de la interpretación espiritual.
Mi labor es interpretar el tarot, ser el puente entre los símbolos de las cartas y los mensajes que éstas desean transmitir a las personas. Más que leer papeles, se trata de abrir puertas a la comprensión y la guía espiritual.
Una mancia es una herramienta adivinatoria, como lo es el tarot. Desde tiempos remotos, el ser humano buscó respuestas sobre su origen y su destino. Los egipcios ya utilizaban símbolos sagrados reflejados en el Libro de los Muertos, otorgando vida y energía a lo que hoy conocemos como cartas.
Con el tiempo, cada cultura desarrolló sus propias mancias: runas, caracoles, cartas gitanas, cartas rusas, entre muchas otras. Todas tienen una misma esencia: ser un canal para acceder al conocimiento y a las verdades ocultas.
La mayoría de las personas consultan el tarot para conocer lo que el destino les depara o para encontrar claridad ante una decisión difícil. El tarot debe tomarse como un consejo y una guía, no como una sentencia absoluta. La última palabra siempre está en las manos del consultante.
No existe la "mejor" mancia. Cada una tiene sus símbolos y su lenguaje particular, pero todas buscan lo mismo: brindar respuestas y guía espiritual.
Hablan de los tres. Cada experiencia queda impresa en la energía de la persona. El tarot refleja el pasado que nos marcó, el presente que vivimos y el futuro hacia el cual nos dirigimos.
Antes de comenzar, invoco la luz y la protección: "Que se selle el recinto, que se sellen estas cartas y que los seres de luz hablen en verdad." Trabajo bajo la guía de los siete arcángeles y del arcángel regente del día, pidiendo claridad para que el consultante pueda recibir las respuestas con comprensión.