La consagración es un ritual que eleva la energía espiritual de la baraja y fortalece el vínculo entre el tarotista y los planos sutiles. Un mazo consagrado actúa como una herramienta auténtica de visión, cargada con la fuerza del astral.
El altar debe orientarse hacia el Este y cubrirse con un mantel blanco. En él se colocan los cuatro elementos:
El ritual debe hacerse de noche. Estas son las plegarias sugeridas:
Una vez finalizado el ritual, el mazo debe permanecer en el altar toda la noche. Al día siguiente estará listo para ser usado.
El mazo de tarot es personal: no debe prestarse ni manipularse por otras personas. Para conservar su energía se recomienda guardarlo en una caja de madera, envuelto en un paño.
Con el tiempo, el mazo acumula memoria energética, lo que permite lecturas más profundas y acertadas. Cuanto más se usa, más fuerte se vuelve el vínculo con el tarotista.