El punto de partida debe ser siempre uno mismo, y una relación apropiada contigo mismo es esencial: de esto depende que todas las demás relaciones, incluso con el Gran Misterio, fluyan apropiadamente. No es momento de buscar elogios por los logros obtenidos, ni de poner toda tu atención en los posibles resultados. Mantén la modestia, sé condescendiente, dedicado y moderado. No juzgues ni seas intolerante. Recuerda el pasado y piensa en el futuro, pero enfócate en el presente. Procura vivir la vida ordinaria de una manera extraordinaria.